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viernes, 5 de septiembre de 2014

La música de nuestra vida: Adiós Cerati

Durante la tarde-noche de ayer (hora española) una noticia estremeció los ánimos de aquellos latinoamericanos de entre 35 y 55 años: La muerte de Gustavo Cerati, fundador, líder, vocalista, compositor y mano santa de Soda Stereo. Ha sido una conmoción de tristeza, pese a que ya sabíamos que el desenlace podía ser de un día para otro, sin embargo, todos guardábamos la secreta y débil esperanza, de que cualquier día despertara, pero no fue así...Para mi generación, aquella generación de mi edad, que creció en la convulsa Suramérica y que se afanaba por alcanzar lo inalcanzable, los Soda Stereo, y en particular Cerati, se convirtieron en la banda sonora de nuestras vidas, de nuestra juventud. Era esa voz inconfundible, ese semblante de chico triste y tímido, con esos rizos castaños alborotados, los que un día cualquiera nos despertaba para ir a estudiar o trabajar y hasta a amar. Recuerdo como si fuera ayer, aquel sábado que salí sola a bailar y me encontré de repente, sin comerlo ni beberlo, agarrada del talle de un chico guapísimo, con los mismos 20 años locos que yo (él, unos más) que me hablaba de lo guapa que era y que qué labios y piel más bonita tenía. Yo reía sin vergüenza y complacida, pues él  había dejado a sus amigos aparte para estar sólo conmigo, incluso dejó a una chiquita rubia muy linda, que parecía su novieta, sólo para disfrutar de la noche a mi lado.Y, de repente...surgió el milagro. Los acordes inconfundibles de Música Ligera nos hizo mirarnos a los ojos en un acto de complicidad, al tiempo que él levantaba un dedo y me decía sin palabras "¿Lo oyes? ¿Lo oyes?" y el local del Greenwich en Caracas, ese icónico bar, estrecho y a media luz y abarrotado de gente, se vino abajo. Todos empezamos a cantar al unísono, desgañitados, desmelenados, una a una, palabra a palabra, como una suerte de conjuro mágico juvenil, de esa juventud que no quieres que se acabe. Fue un momento mágico, en el que todos éramos diferentes pero a la vez uno.Y cayó el recuerdo de ese beso robado, profundo, con una seña de identidad inolvidable, de esos labios dulces y un aliento a fruta, de un chico que me sobrepasaba en estatura, delgado, desmelenado y con un acento argentino inconfundible quien, de repente, y en el éxtasis de la noche me dice: "¡Seguro me cruzás la cara después de esto!" y decidido, me dio el beso del recuerdo. Me levantó en volandas y me sentó sobre la barra del bar, pues ni yo podía estirar más la cara ni ponerme más de puntillas ni él podía inclinarse más. Fue un instante impagable. Un beso bajo los acordes y la voz de Cerati y el final de la canción coincidió con nuestras miradas cómplices de risa: No sé cuantos besos me dio, pero no se cansaba de dármelos ni yo de recibirlos  Esa fue la magia de Soda Stéreo y de Cerati: Unir a toda una generación entre los acordes de nuestra  irrefrenable latinidad, de sentirnos bien con canciones cantadas en nuestro idioma y con nuestros modismos, de allí la tristeza de muchos y de todos con su muerte. 55 años de vida intensos que han dado para mucho y que han logrado sacarnos la energía para vivir y amar...Aquella noche del Greenwich terminó con ambos caminando por toda la avenida, bordeamos la Plaza Altamira, cogidos de la mano, dándonos besos huérfanos y amaneció de repente; el sol nos descubrió sentados sobre la acera, yo con los zapatos de tacón en la mano y él sin esa corbata que le apretaba...así con nuestras cabezas juntas, vimos el sol salir en Caracas. Camilo, que así se llamaba, me fulminó de deseo con unos ojos verdes intensos y me soltó con picardía: "¿Nos vamos? ¿O nos quedamos?", yo sabía lo que deseaba, pero yo debía trabajar esa mañana y, la verdad, no estaba preparada para lo que él quería. Estuve preparada muchos, pero muchos años después. Le cogí la cara y le di un beso de despedida y sin decirle nada, sin decirnos nada, me fui alejando de él mientras me miraba consternado. El metrobús pasaba ya cerca de mi para cogerlo y antes de subirme a él, Camilo corrió a dejarme una tarjeta con su número de teléfono. La guardé, pero cuando la busqué para llamarle nunca la hallé: nunca supe dónde diablos la dejé o cómo la perdí. No supe más de él, sólo me quedó el recuerdo de esa noche dulce y asocio siempre a Cerati con sus besos, gracias a él, a Cerati, Camilo me dio el beso y la noche mas dulce y alegre de mi vida. Gracias Cerati, hasta siempre, ojalá y estas gracias lleguen allá, en donde quiera que estés...

miércoles, 13 de noviembre de 2013

"Comandante Ana": Historia de una extradición


De Fujimori, Cecilia Núñez Chipana dice: "¿A quién le importa lo que digan el resto de los presidentes latinoamericanos de él? ¡Ellos no saben cómo es Perú! ¡No saben de la pobreza, no saben del hambre que pasa mi pueblo!". Cecilia baja la voz, hace una pausa y continúa: "Lo que digan de Fujimori está demás. Fujimori ha logrado una "paz" a golpes...y así no sirve".

Sindicada como autora de la explosión de varios coches bomba en la capital peruana y militante de Sendero Luminoso, también se le adjudican cuando menos 34 muertes y como responsable de 10 asesinatos "selectivos", entre quienes se cuentan dirigentes vecinales, policías, y militares, de 18 atentados dinamiteros y de 58 acciones armadas entre 1992 y julio de 1994.



     Si a usted le mencionan los alias de "Comandante Ana", "Camarada Ana" "Lucía" o "Elena", identifica al personaje pero pocos reconocen el nombre de Cecilia Rosana Núñez Chipana.

    La "Comandante Ana", 31 años, fue detenida el 16 de febrero de 1998 en Caracas por agentes de la DISIP, cuando ingresaba al centro de adiestramiento donde dictaba clases de tareas dirigidas. Está acusada de cometer actos terroristas en Perú y ser militante del grupo subversivo Sendero Luminoso. También la señalan como entrenadora de guerrilleros pertenecientes a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). En cambio, Cecilia Rosana se presenta como una maestra de primaria, que fue activista política durante sus años de alumna de la Universidad San Marcos de Lima, a través de los llamados Tercios Estudiantiles, suerte de centros de estudiantes venezolanos. Desde marzo está recluida en una celda del INOF, en Los Teques. Espera su extradición a Perú, decisión que tomará en los próximos días el gobierno venezolano.

    La "Comandante Ana" esta sindicada por la Dirección Nacional Contra el Terrorismo en Perú (DICONTE) como autora de la explosión de un camión con 400 kilos de dinamita, en el jirón Tarata. El auto había sido robado e 15 de julio de 1992. El atentado sucedió el día 16 de julio de ese año, a las 09:00 P.M. La acción dejó 24 muertos y 168 heridos. Ese fue el corolario de una cadena de violencia antecedida por la explosión de otros dos autos que estallaron en esa zona durante esa misma noche, cercana a la Avenida Miraflores, en el centro de la capital peruana. La explosión del camión también ocasionó la destrucción de los edificios El Condado, San Pedro, Tarata, Residencial Central,  y San Carlos.

     Según informes del gobierno peruano y su expediente, la "Comandante Ana" o "Camarada Ana", como también se le conoce, lleva tras de si cuando menos 34 muertes y el asesinato "selectivo" de 10 personas, entre quienes se cuentan dirigentes vecinales, policías y militares, así como de 18 atentados dinamiteros y de 58 acciones armadas entre 1992 y julio de 1994.

     Núñez de Chipana es de baja estatura, ojos semirasgados, morena, cabello lacio, manos delicadas y hablar pausado. En entrevista exclusiva con EL Nacional, en su centro de reclusión, niega su vinculación con los hechos terroristas pero acepta su activismo político. "Yo participé activamente en manifestaciones, marchas, protestas, para obtener ciertos beneficios, participaba constantemente en manifestaciones políticas en Lima".

     La acción de la que se le acusa, según informaciones de prensa, estuvo planificada por otros cinco integrantes de Sendero Luminoso, además de "Ana". Entre ellos se encuentran Pedro Porta Muñóz, alias "Nicolás" o "Mariano" (fallecido); Carlos Aguirre Dávila (fallecido); Juanito Orozco Barrientos (detenido) y Luis Ayala Balbín alias "Lucho" (detenido). Los terroristas pertenecían al llamado Ejército Guerrillero Popular (EGP), Destacamento Especial 12, del Comité Zonal de Sendero Luminoso. Pero pese a todo lo que se le acusa y con todo lo que está pasando, ella es capaz de decir sin prurito de su presidente, Alberto Fujimori, que él "ha logrado una paz entre comillas", pasando por encima los buenos comentarios de los presidentes latinoamericanos, que lo aplauden por haber acabado con Sendero Luminoso. "¿A quién le importa lo que digan de él el resto de los presidentes latinoamericanos? ¡Ellos no saben cómo es Perú! ¡No saben de la pobreza, no saben del hambre que pasa mi pueblo!".- Cecilia baja la voz, hace una pausa y continúa: "Lo que ellos digan de Fujimori está demás. Fujimori ha logrado una "paz" a golpes...y así no sirve".


 Conciencia Libre

     Cecilia Rosana es la octava de 10 hermanos. Es madre soltera y tiene un hijo llamado Alejandro que pronto cumplirá cuatro años. Su hijo está en Lima, Perú, con sus abuelos. Desmiente así las afirmaciones que dice que está casada y que protege a su esposo, quien también es, supuestamente, militante comunista de Sendero Luminoso. De su condición de madre soltera, dice: "Yo asumí la responsabilidad de mi maternidad. Su padre no ha estado en ningún momento con él ni conmigo". Al padre de Alejandro, lo conoció cuando estudiaba en la universidad para graduarse de maestra, pero él cursaba materias en otra casa de estudios destinada a la ingeniería.
Para el momento de esta entrevista, acomodó una improvisada sala cerca de su celda del INOF. Una llovizna pertinaz y un cielo oscuro cubrió el ambiente. Vestía unos jeans, mocasines y una camisa impecablemente blanca. Se quejaba del malestar que le causaba una extracción de muela, sin embargo, estaba tranquila y hablaba sin sobresaltos, pese a que dos guardias nacionales vigilaban en todo momento la entrevista. A ellos, los guardias, les han dicho que tengan cuidado con ella, pues es capaz de "volarles la cabeza". Es la primera vez que se le efectúa una entrevista desde que fue capturada el 16 de febrero de 1998 y la primera visita de alguien ajeno a su familia o su abogado. No podía conceder declaraciones a la prensa, según órdenes estrictas. Sin embargo, una que otra palabra  se pudo colar mientras era trasladada a los tribunales.

     De la prensa refirió que algunos la han tratado mal, pues han publicado informaciones que no se atienen a la verdad. "Muchas de las informaciones son falsas, son mentiras; eso, definitivamente, me afecta". Sus hermanos -los únicos que tiene en Venezuela- Jorge y Leonor Núñez Chipana, le llevaron comida y algunas cosas de uso personal. No es día de visita, pero solicitaron una autorización para hablar con ella. Era sábado y pese a que llovía, el ambiente era colorido, lleno de música a todo volumen. Los fines de semana las reclusas encienden un equipo de sonido y bailan entre sí. Desde vallenato a salsa y boleros, se mezclaban con las voces de las internas.

     A la "Comandante Ana" -alias con el que no le gusta que la llamen, pero que las internas del penal y los propios guardias insisten en nombrarla- , le han prohibido cualquier tipo de contacto con el resto de las presas. Permanece todo el día encerrada en una celda mediana, protegida por dos grandes candados aparte del picaporte; de cuando en cuando le permiten salir al patio, pero no puede cruzar siquiera una mirada con las presas. "Es algo absurdo.-comenta con una sonrisa burlona.- Ellos creen que soy capaz de lavarles el cerebro, mover masas o algo parecido. Creen que soy capaz de convencerlas para organizar, me imagino, una revuelta o algo similar. Es algo tonto", concluye. Sin embargo, no pierde la comunicación. Las reclusas la aprecian, con todo y que pueden ser castigadas si las descubren "con la gracia". La saludan a través de una ventana y una de las internas, una negra feliz de largas trenzas, pasa por la ventana junto con otras tres y le grita: "¡Pana mío! ¡La Comandante Ana es pana mío". En su celda no hay ventanas, pero logran pasarle cosas o mensajes bien sea hablados o escritos. El primer día que ingresó, una de las reclusas le quiso prestar una radio y le preguntó a uno de los guardias si podía enviársela, pero según contó Núñez Chipana, el soldado tiró el aparato al piso creyendo que era una bomba. Dice que los guardias nacionales sacuden cerca del oído hasta las manzanas para saber si llevan algo dentro.
- Cecilia, sabe bien que dentro de poco será extraditada, pese a que aún no se ha hecho pública el acta con la medida. También es consciente de que se le imputan graves cargos por su supuesta vinculación con la guerrilla y por cruentos actos terroristas en Perú, ¿usted esperaba esto?.- La mujer mira al piso un rato, pero alza después la vista y responde: "Fujimori me quiere en Perú, la policía peruana me quiere allá, han hecho lo posible para que eso suceda".
- Si es supuestamente inocente de todos los cargos, si aparentemente no esta ligada a Sendero Luminoso, entonces ¿por qué le acusan?
- Yo no soy la única que se encuentra en una situación similar a la mía en Perú. Además, recuerda que yo participé activamente en acciones políticas en mi país. Cuando ocurren hechos como el de Tarata, algo además horrible, se busca un culpable .-explicó.- Las policía y los medios de comunicación dicen: Atrapamos al autor del coche bomba. Atrapamos al autor de equis acto terrorista y culpan a cualquiera, buscan un culpable, porque saben que la gente rechazara, odiará a la persona que ocasiono actos tan abominables como los que quieren hacerles creer a las personas que yo hice.

Activista política en la Universidad de San Marcos

     Cecilia Rosana participó desde muy joven en movimientos de acción popular en su ciudad natal, Lima. Desde que ingresó en la universidad en 1985, sintió la necesidad de cambiar su realidad y militaba activamente en los tercios estudiantiles. donde se inició. Perteneció, además, a un movimiento de amas de casa que buscaban la aprobación gubernamental del vaso de leche popular y también para la formación de bibliotecas populares, donde también laboraba como secretaria. Fue, asimismo, actriz de un grupo de teatro popular que presentaba obras en asentamientos pobres, barrios y comunidades de personas humildes. Sus obras eran de un alto contenido político en contra del gobierno. recorrió gran parte del país con sus presentaciones. Las obras eran organizadas por ellos mismos y analizaban la reacción del público después de cada una de ellas. Recuerda con agrado su participación en los teatros populares. La que más recuerda es una obra intitulada "El Collar", escrita por un conocido catedrático de Lima. En la obra, ella representaba a una indígena anciana. "La obra consistía en una chica humilde, de pueblo, donde la burguesía la señala de un robo que no cometió. La indígena anciana, que yo representaba, contaba la historia y era como la conciencia del pueblo, de las gentes...es una obra que recuerdo con agrado y especial cariño. También sacábamos historias de la vida real que llevábamos después a escena". La reacción del público no se hacía esperar, rememora, incluso las personas le gritaban a la campesina de la obra, quien supuestamente robó, que no permitiera esa injusticia. "¡No te dejes! ¡No te dejes!, gritaba la gente. Es la obra que ahora recuerdo...".

     Cecilia participó en protestas, marchas y otras manifestaciones estudiantiles, que tenían por objeto evitar que le quitara la autonomía a la universidad. Fueron marchas que terminaron disueltas por la policía rompe manifestaciones, la cual utilizaba a "pinocho", que es la homóloga de la conocida "ballena" venezolana. "Pinocho" lanzaba agua y pintura de colores. Los estudiantes se defendían como podían, según como ella misma relató; lanzaban piedras y corrían en todas las direcciones para escabullirse de la policía. "En aquel entonces no usábamos capuchas, todo lo hacíamos sin miedo". Su astucia se refleja en la decisión que tomó en una oportunidad, para evitar que fuera atrapada por la policía antimotines, durante una protesta callejera. Mientras sus compañeros iban en dirección contraria a la policía, ella caminó hacia ellos en actitud confiada y desprevenida. "Sabía que si corría lejos de ellos me atraparían, así que decidí caminar hacia los policías, pues la rompe manifestaciones perseguía a quienes corrían...no me atraparon".

     La imagen que refleja Cecilia o la "Comandante Ana", dista mucho de la idea que uno se hace de una terrorista de Sendero Luminoso, pero es capaz de tomar decisiones fuertes.

     Su participación en tales manifestaciones y movimientos, fueron la causa para que viviera prácticamente en la clandestinidad durante tres años. El gobierno de Fujimori sabía a la perfección que militaba en contra del sistema que el había impuesto. Cecilia relata que no pudo ejercer a plenitud su profesión de maestra. Para poder sobrevivir dictaba clases particulares, lavaba ropa ajena, vendía cosméticos y un sin fin de trabajos más. "Yo no podía ejercer mi carrera en una escuela o colegio o buscar un trabajo normal como una persona normal, en cualquier sitio. Corría el peligro de que la policía me encontrara".

Surge, entonces, la pregunta obligada:

- Si usted sabia que su participación en actos de ese tipo, en contra del gobierno, le acarrearía problemas como, por ejemplo, que la sindicaran de terrorista de Sendero Luminoso ¿por qué se arriesgó a ello?
Cecilia no titubea y responde con rapidez:
- Porque mi país lo requería, porque están pasando cosas en Perú que la gente de otros lugares no sabe. Es una lucha de conciencia, teníamos que concienciar a la gente, a los estudiantes, para que se dieran cuenta de su realidad. El caso de la universidad, por ejemplo. Nosotros, los estudiantes, luchábamos para que no perdiera su autonomía y, sin embargo,  perdimos la batalla, porque la universidad dejó de ser autónoma. Yo participaba porque era un acto de conciencia un acto para concienciar a la gente.
- Entonces, las autoridades tienen razón en no permitirle el contacto con el resto de las personas, con las reclusas,  porque entonces si mueve masas.- Cecilia frunce el ceño y contesta visiblemente molesta:
- Sería iluso pensar que uno no es capaz de concienciar a la gente; seria iluso pensar que yo no puedo hacerlo. Es absurdo que digan que yo voy a hacerle daño a las personas si las conciencio, si les hago ver la realidad. Es algo totalmente absurdo...

     Su hijo Alejandro nació en Octubre. A los pocos meses de nacido, Cecilia abandonó su patria. El argumento que esgrime es la persecución del gobierno peruano, a la clandestinidad en la que vivía sumida y destacó que bajo esas condiciones no podía ofrecerle  algo mejor a su hijo ni ella podía vivir. Decidió marcharse y dejar a Alejandro bajo la tutela de sus padres. El niño no los conocía siquiera, pero Núñez Chipana estaba segura y era consciente de que lo cuidarían bien.

     De sus padres dice: "Son personas nobles, me ofrecieron lo mejor. Mi padre es un hombre que aunque no culminó los estudios, hizo lo posible para darme a mi y a mis hermanos educación y cariño. Mi padre es muy tranquilo, mi madre es más fiestera y muy cariñosa. Rondan ambos ya los 80 años, pero son personas vitales".

     Sobre las informaciones de prensa y sobre todo lo que está pasando, manifestó que toda su familia se está viendo afectada por ello y que sus padres han sufrido mucho con esta situación.

     Cecilia Rosana salió en Octubre de 1997, desde la localidad de Jorge Chávez utilizando el pasaporte de una de sus hermanas, María Núñez. Su objetivo era Venezuela. Se trasladó en un avión de la aerolínea Avianca. Hizo una escala en Quito, Ecuador; después llegó a Bogotá y de allí se dirigió hasta Cúcuta. Su meta era ingresar ilegalmente al país. Al bajar en la terminal de Cúcuta, la interceptó un "pasadero". El "pasadero" es un individuo que permite ingresar ilegalmente a los inmigrantes a Venezuela. Se encarga, además, de tramitar los documentos correspondientes y de "hablar con los guardias para que no pongan muchos reparos".

     El "pasadero" que le tocó a la "Comandante Ana" era veterano en esas lides. Cecilia fue trasladada hasta San Antonio del Táchira, allí permaneció un día y medio, mientras el hombre que la ayudaba a entrar ilegalmente al país, le tramitaba los sellos en el pasaporte. Por todos los trámites y por pasarla a Venezuela, le cobraron 150 dólares...Admite que tuvo miedo y que en cada alcabala el corazón le saltaba, pero era sagaz. Se quedaba dormida cuando pedían documentos. Ya casi todo estaba listo, todo parecía indicarle que había conseguido su meta y por vía terrestre, llegó a Caracas.

Joven e indocumentada

    Núñez Chipana llegó a Caracas durante los primeros días de Octubre. Se residenció en una pensión ubicada en la Esquina de Tablitas en la Avenida Lecuna, marcada con el número 28-1.

    Vivió con sus hermanos Jorge y Leonor. Mientras estuvo desempleada, ayudó a su hermana en la venta de zapatos, trabajo que no le satisfacía del todo. Así que pensó en tomar un curso de manualidades o algo parecido, para colaborar. También pensó en la posibilidad de estudiar otra carrera. Pensaba también en traer a su hijo.

    Pasó dos meses y medio sin trabajo, pero cerca de donde residía existía un centro de adiestramiento ubicado en la esquina de Palmita a Concordia; alguien le informó que allí dictaban clases de manualidades, así que se trasladó allá para buscar información. Por casualidad, vio un letrero que decía que se solicitaba una maestra para dictar clases en el programa de tareas dirigidas. Cecilia era consciente de que no tenía la reválida de su título, ni ningún documento que la acreditara como maestra, pero se arriesgó a consultar con el director Alberto Sequera.

    En el centro urgía un docente, porque algunos se habían retirado y el director la aceptó debido a eso, pero bajo la condición de que lo más pronto posible consignara sus documentos. "Pensé que ya había acomodado mi vida. Tenía un empleo que me llenaba. Trabajar con niños es hermoso .-comentó.- creí que era el final de la angustia".

    Laboró en el centro durante pocos meses. Recuerda a sus alumnos con aprecio, sobretodo a un chico de nombre Jesús Eduardo y a su madre.

    El idilio para ella terminó un lunes 16 de febrero de 1998. Tenía que asistir por la mañana para dictar clases y llevaba quince minutos de retraso. Sus alumnos le habían tomado cariño y debido a su tardanza, los alumnos le reclamaban entre risas.

    Cecilia no había terminado de entrar al centro, cuando un hombre la llama. Ella giró la cabeza y pensó que era alguno de los padres de uno de sus estudiantes. Preguntó qué deseaba y el hombre se identificó como un agente de la DISIP y de inmediato le comunicó que estaba detenida.

- ¿Qué le pasó por la mente cuando el agente le informó que estaba detenida?
- Creí que me detenían por los papeles, porque había ingresado ilegalmente al país. Nunca imaginé que era por cargos del gobierno peruano. Estaba desconcertada.

    Núñez Chipana fue trasladada hasta la sede de la Disip en El Helicoide. Allí fue sometida a interrogatorio y fue cuando se dio cuenta de la razón de su detención. Uno de los comisarios tiró sobre la mesa las copias de los documentos del gobierno peruano, que la acusaban de terrorista, militante de Sendero Luminoso y autora de varios atentados en Lima. Sus ojos se posaron fijamente en los papeles. "Tuve miedo", confesó después. Ella negó todos los cargos que la acusaban. Negó también en todo momento su vinculación a ese grupo y de ser la autora de tales atentados. "La intención inicial era extraditarme de una vez a Perú, sin mayores intermediaciones. Sin embargo, intervino un fiscal y la medida no se llevó a cabo, pero la intención era enviarme de una vez a mi país".

     El mismo día que la detuvieron, una comisión de la dirección de inteligencia venezolana, efectuó un allanamiento o requisa en la casa donde convivía con sus hermanos, episodio que reveló Leonor Núñez. Leonor afirma que entraron con una orden que no fue emitida por un juez, por lo tanto, no era legal. "Entraron y revisaron todo y preguntaron dónde estaba la habitación de Cecilia .-explicó Leonor.- Pensábamos que nos allanaban por cuestiones de los "papeles". No nos explicaron nada, entraron en la habitación de mi hermana y encontraron un periódico con la foto de Chávez. ¡Nosotros qué íbamos a saber de ese periódico! ¡En mi casa siempre se compra el periódico!". Leonor contó que tomaron fotografías y su sorpresa fue mayor cuando en la prensa aparecieron informaciones que señalan que la Disip había encontrado armas en la habitación de Cecilia, planos, panfletos subversivos y literatura marxista. "¡Eso es mentira! ¡Todo es mentira! Es una injusticia que están cometiendo con  mi hermana", defiende.

    La "Camarada Ana" fue recluida en una celda que ella describió como austera, sin ventilación y con una cama. En el lugar se iba a veces la electricidad y tenía que aguantar mucho calor, dijo.

Cecilia manifestó que aunque no la torturaron físicamente, sí estuvo sometida a tortura psicológica. Contó que había un funcionario que pasaba por las noches y decía con voz lúgubre: "Me perteneces, tengo tu alma, vas a morir".

    "Constantemente me repetían que iba a ser extraditada y que en Perú me iban a matar. Decían a cada rato que era guerrillera, terrorista y muchas cosas más. Tuve miedo, estaba asustada. También tuve el temor de que me violaran, así que estuve alerta...Después los comentarios de los funcionarios y las bromas que me hacían a cada rato, me parecían ridículas. A cada instante se reían de mí, se mofaban".

     No obstante, reconoce que hubo funcionarios que la trataron bien, especialmente los de rangos bajos. Las personas que limpiaban y que preparaban la comida, hacían lo posible para que comiera y estuviera bien. "Fue gente muy amable. Me traían comida calentita, la mejor presa, lo mejor para mí".

     El viernes 15 de mayo, en horas de la tarde, fue trasladada al INOF bajo fuerte medidas de seguridad. A todos les habían dicho que permaneciesen alertas. Reconoce que aunque la prisión es menos austera que la de la DISIP y el trato es más amable, no deja de sentirse triste y aislada.

     La "Comandante Ana" no llora, por lo menos no delante de la gente; Cecilia Rosana lo hace a escondidas, en su cuarto y, a veces, frente a sus hermanos, de resto, prefiere "no darle el placer a los demás", dijo.

     Refirió que la sacan una vez al día al patio. En principio salía custodiada por la directora y un guardia. Después con un guardia desarmado. Pero desde que la Corte Suprema de Justicia venezolana tomó la decisión de extraditarla el día miércoles 10 de junio, las medidas para custodiarla son más severas. Dijo que tiene que exigir que la saquen al patio, pues ha ocurrido que en varias oportunidades ha pasado  dos o tres días encerrada en su celda.

     Del día que conoció la sentencia, recuerda flaqueando un poco la voz: "Ese día estaba contenta porque salí al patio y había un clima y un ambiente bonito y agradable. Me sentía bien, feliz y cuando volví a la celda me sentí reconfortada. No pensé que eso me sucedería, de verdad...que no lo imaginé...".

     Una vez que se efectuó la sentencia, las medidas de seguridad se duplicaron. Antes también era igual, pero según comentó Núñez Chipana "ahora es peor". Relata cómo los soldados se "cuadran" frente a ella para saludarla, al igual que las reclusas. Hasta un comandante que fue a visitarla le dijo en tono jocoso: "Bueno, ahora sí podemos decir que estamos entre comandantes".

     "A cada rato rastrillan el fusil, el FAL frente a mí, como para demostrarme que tienen poder o algo así. Salgo con seis soldados que me custodian. Hasta las reclusas se ríen de las conductas ridículas y hasta cómicas de los guardias. Realmente no sé qué piensan. Yo no tengo ni la estatura ni la habilidad que tienen ellos, como para pensar en escaparme. Se subestiman ellos y me sobreestiman otorgándome habilidades que no poseo".

     Cecilia desconoce cómo va a ser trasladada hasta Perú, quiere que eso no suceda; dice que sabe que la van a matar. Quiere ver a su hijo, pero "no de esta manera".

- ¿Qué piensa de su gobierno? ¿Qué piensa de Fujimori?.- Sus cejas vuelven a fruncirse y responde de malhumor:
- Esto que me está haciendo el gobierno peruano es una injusticia. En mi país se cometen infamias y hay que luchar para que la infamia no siga...Yo quiero que mi país cambie, que Perú no sea lo que e hoy en día. Fujimori no ha conseguido nada. La violencia no se resuelve con violencia. Lo que él tanto le criticaba a Sendero Luminoso, es lo que está haciendo hoy día. En mi poca experiencia como maestra, pude confirmar que sólo con amor se solucionan las cosas, no así amiga, así no...

     Al final de la entrevista, Cecilia observa unas fotos de su hijo, las cuales le ha traído Leonor para que ella las conservara. En las fotografías el niño no ríe, permanece serio.

     Ya sin la tensión de las preguntas, conversa con sus hermanos y su abogado, Marino Alvarado, quien constantemente le sugiere que "no muestre debilidad". Dentro de poco, ella, la "Comandante Ana" o Cecilia Rosana, será extraditada. Parece resignarse, aún cuando sus abogados bregan por obtener la medida de asilo en otro país. Se consideran Canadá o Alemania; Cecilia menciona la posibilidad de Cuba y Marino sólo contesta que "es probable". Se cierra la celda, Cecilia aguarda, pero Fujimori no...y ella lo sabe.

En Caracas, 15 de junio de 1998

sábado, 2 de noviembre de 2013

"Madurando" la suprema felicidad

    No deja de sorprenderme (y de alucinarme, según se tercie) los métodos y las arengas políticas y las palabrerías, suerte de cantinflada (nótese: la Real Academia Española de la Lengua, RAE, describe "cantinflear" como el insano vicio de hablar mucho y decir poco o nada, propio de nuestros políticos bien sea de derecha, izquierda, arriba, abajo y al centro) y de nuestros celebérrimos pero no bien ponderados de criterio, políticos suramericanos. El presidente Nicolás Maduro ha "decretado" la Navidad por adelantado para proporcionar la "felicidad suprema y temprana"...Leí la noticia y no pude evitar que llegara a mi mente la imagen de un chino. Si. Un chino. Pero después se me estremeció el cuerpo y no pude sino pensar en Pol Pot (¡¡¡brrr!!!); y es que a mi estas historias de la felicidad suprema y no sé qué demás cuentos, me aterran y me asustan, porque suenan a secta de los últimos días, a campaña militar china o pero aún: a Corea del Norte donde todo se hace para "la suprema felicidad del pueblo" o eso dicen ellos. Aunque razón no les quito a estos coreanos del norte: después que te pegan el tiro en la nuca, no te queda sino sonreír y hasta reírte, porque por fin toda la mierda de vida vivida en esa nación se acabó.

   Lo más rocambolesco no es que Maduro declare la "felicidad suprema" sino que haya un pueril ser que se crea este cuento chino, cual tripón en época navideña por aquello de que el Niño Jesús, y San Nicolás y Papá Noel o los muy "hispanos" Reyes Magos existen. Yo, por suerte, dejé de creer en muchas cosas hace tiempo. Incluso creo que Venezuela, esta, la de ahora, no la de antes, no existe, que es un invento, que es un teatro de actuaciones de prueba bizarro que los marcianos han puesto y en donde se experimenta sobre la capacidad de ser gafa de la gente (gafa, dícese de la persona boba, tonta, retrasada, inocente y etc., etc., etc.)

    No sé si alguien lee o leerá esto, pero yo en lo único supremo que creo, es en disfrutar de las melodiosas voces de The Supremes, tomando un martini seco y teniendo un negro con un plátano verde (que no maduro) de 30 centímetros...que con eso si os digo que se llega a la "felicidad suprema".

lunes, 28 de octubre de 2013

Ese vicio de tomar fotografías

     Cuando estudié la carrera quedé con un oficio frustrado: Dedicarme exclusivamente a la fotografía. Soy fotógrafa, pero era una fotógrafa del momento: tomaba la foto por exigencias del guión. Por usar un símil, algo así como algunas actrices y actores cuando se les pregunta por tal o cual desnudo y por qué lo hizo y, sin inmutarse, responden mecánicamente que "así lo pedía el guión". Pues yo tomé fotos por exigencias del guión: sacar a como diera lugar la noticia o lo que hubiere con su imagen correspondiente.
No soy una fotógrafa de grandes "luces" (nunca mejor dicho) pues no investigué más allá de lo real y prácticamente necesario. Una frustración aupada por un profesor barbudo-comunistoide-charlatán, que de enseñar bien poco y de hablar chorradas muchas. También es verdad, que cuando yo inicié la carrera, eso de dedicarse a ser fotógrafo requería y era menester tener un buen bolsillo: Una cámara réflex con todos sus accesorios resultaba costosa, pero lo era aún más revelar los carretes o rollos y si así te dedicabas al oficio, también era importante tener tu propio laboratorio, con lo cual era ya una factura muy larga por una inversión que no se sabía si daría sus rendimientos. Con esto también te arriesgabas a gastar muchos y muchísimos carretes mientras practicabas y afinabas con el oficio. Eso, sumado al poco entrañable recuerdo de mi profesor, me dejó un sabor agridulce por no dedicarme al oficio como yo quería o me hubiese gustado. Como cosa extraña, siempre congenié (y mucho, muy bien) con mis compañeros fotógrafos. Me sentía a gusto con ellos. Siempre recordaré los bonitos momentos en El Nacional, cuando hice mis humildes pinitos en Caracas. Orlando Ugueto, Pepe Grillo, Ernesto Morgado, Ernesto Sardá por nombrar a algunos...y toda la gente del departamento de fotografía que me recibió con mucho cariño. También recuerdo a los compañeros fotoperiodistas de Maracaibo, algunos no valorados justamente. Llegué a apreciar muy buenos trabajos que quedaban relegados al archivo porque al "jefe/a" de turno, consideraba que la foto que valía era la "foto-carita", ese cliché de fotomatón, simple, manío, sin chispa, en donde sólo se ve la cara del entrevistado...algo así como un polvo rápido y sin gracia, en eso se convertía esa malaya "foto-carita" que deslucía hasta el reportaje más (y valga la rebundancia) superlativo. Quedé pues, con la frustración de dedicarme más a ello.

    Yo siempre he sido muy fantasiosa y me imaginaba siendo una suerte de Valentina de Guido Crepax, pero la vida te guía por otros derroteros. La cuestión es que desde que se digitalizó la imagen, muchos de nosotros nos hemos convertido, sin querer, en fotógrafos de nuestro tiempo. Las cámaras de los móviles cada vez con mejor calidad de imagen y el hecho de poder tomar una y otra vez la misma foto sin las consecuencias de gastar y gastar en carretes y en revelado, ha hecho posible que se "democratice" este oficio. Sin embargo, el democratizar también convierte lo sublime en vulgar. Es cierto, que hay usuarios muy buenos que ruborizan al más veterano, por la calidad de la toma y la acertada composición cuando exponen su foto a ojos de los demás, pero este arte cada vez vale menos y cada vez se requiere de un esfuerzo sobrehumano para dedicarse a ello (y vivir de él) y eso que ahora resulta mucho más barato que antes. El ejemplo de esto son las compañías que se dedican al microstock: pagan ínfimas cantidades por imágenes que posteriormente pueden que queden libres de las regalías o royalties. Cada vez se paga menos por una imagen, por una foto...Hoy día solo se reconocen trabajos de fotógrafos ya consagrados como Annie Liebowitz (Premio Príncipe de Asturias 2013), Mario Testino (fotógrafo de estrellas y de la socialité), David LaChapelle y así por mencionar a los más nombrados. Difícilmente una persona común y corriente consiga un buen mecenas que aúpe su labor o que logre dar con la plataforma adecuada para que su trabajo sea tomado en cuenta. ¡Qué les voy a contar a vosotros! pues, probablemente, algún profesional o aficionado lea estas líneas.

    Es cierto que para sobrevivir en este mundo de la imagen, hay que hacer ciertas o muchas concesiones. Me he llegado a ganar mis dinerillos haciendo algún boudoir o alguna malaya y consabida "foto-carita", pero cada vez se paga menos por algo que ya muchos "saben" hacer; se pide inmediatez en vez de convertir la luz en arte y es que ahora todos somos unos iluminados porque llevamos consigo un megamóvil y nos dedicamos a tomarnos fotos de nosotros mismos...si lo viera Robert Capa...

Maruja desempleada e invisible

¿Cómo me presento? A ver, tengo 38 años, madre, ama de casa, esposa...y desempleada, además de eso, poseo una licenciatura en periodismo, soy fotógrafa, empecé a trabajar en esto de contar historias y noticias con dieciséis años, he cubierto todas y cada una de las fuentes periodísticas, he sido corresponsal de guerra y hasta chica del café (si, eso que hacemos todos cuando somos noveles en esto: aguantar las malas formas y malos haceres de algunos "veteranos"); me reciclé para el sector turístico y he trabajado para varias compañías. Sirvo para un roto como para un descosido: sé bordar, tejer, coser a máquina, sé utilizar un torno industrial, he trabajado en granjas de animales y como peón en las mismas, sé pintar, limpio casas y oficinas, sé cocinar y hacer pasteles. Domino algo de fontanería, hablo inglés, catalán y entiendo y hablo algo de italiano y portugués, actualmente aprendo alemán, soy proactiva y organizada, busco soluciones en vez de fijarme en el culpable del problema...pero aún así, sigo desempleada...e invisible.

     Si: eso, me he vuelto invisible. Una vez que te casas en este país, pierdes visibilidad , una vez que entras aquí, entras en un estado de cosas que te hace perder valía y hasta dignidad y ni hablar cuando se decide tener hijos: es tu expulsión total del paraíso laboral...Es decir: mujer y madre, parece que no es una buena dupla para encontrar trabajo y te convierte en candidata idónea para no existir.
Ahora, en mi situación de absoluta invisibilidad, me he vuelto no sólo ácrata y escéptica de todo y con todos (¡ojo!, no quiero con esto concitar las más bajas pasiones aprovechando mi coyuntural enfado, arrechera suprema, diríamos en mi país de adocpión), sino que en mi total y absoluto karma de rabia, me he sentido impelida a escribir esto después de muchos meses en silencio.

     Me siento enfadada, indignada y, sobretodo, impotente. Sé que mi realidad no dista de las muchas historias que día a día se oyen, cada una y cada cual más cruel y más miserable, pero me resisto a creer que una mujer como yo, sana, en lo mejor de su edad, con experiencia y con disposición a trabajar, se le cierren las puertas laborales. Es justo también decir, que vivo en una insufrible isla de 45 kilómetros de ida y vuelta llamada Menorca, cuyo único encanto son las playas...y los suicidios. Hay aquí una extraña enfermedad que hace que la mayoría de las familias tenga en su haber algún miembro que se haya quitado la vida y quien más quien menos y cada año, se oye algún caso de suicidio (por cierto, tema absolutamente tabú en la prensa). La vida contemplativa de Menorca es absolutamente tediosa e insufrible. Sé que algún menorquín me leerá y me dirá: "pues si no te gusta, coge una avión y te vas". Sí, eso estoy haciendo, pero mientras no tenga empleo poco puedo hacer, porque como no sea coger el coche y tirarme al mar, mal lo tengo...

     En fin, la cuestión, es que aquí hay una suerte de conchupancia en la que los trabajos están repartidos y está quien está y no se quitará de la silla (ni lo quitarán) por muy malo y mediocre que pueda ser en el desempeño de sus labores y por mucho que yo lo haya intentando aquí, ni suerte (y ya ni ganas) me quedan. España es una nación que ha tenido muchas cosas buenas, pero desafortunadamente ha vaciado lo mejor de sí misma y ha dejado lo peor. Lo mejor se esta yendo con una maleta llena de frustraciones, rabia y deudas encima. A españoles de nacimiento y a españoles de adopción, no nos queda de otra (y, por lo visto, no nos quedará otra alternativa en el futuro) que seguir haciendo maletas para encontrar un trabajo que nos haga hacer nuestro nido, un nido que tendremos que dejar semi vacío o vacío, según se tercie y dejar a nuestros cachorros al cuidado de otros para intentar darles lo mejor.

     He sido toda mi vida inmigrante, esta no será la primera vez que haré la maleta, no le tengo miedo al cambio, pero sí me indigna que no se sepa valorar todo lo que he aprendido en mi vida y la fortaleza y ganas que tengo para trabajar. Me indigna de que se me hayan cerrado tantas puertas sin haber siquiera haberme permitido poner a prueba mi valía, me indigna que se me recuerde por las denuncias que he tenido que hacer en este país y los procesos judiciales que he tenido que enfrentar, por los insultos racistas y xenófobos que he padecido un día sí y otro no. Me indigna ir a la oficina de empleo (¡vaya nombre irónico) y comprobar que mi perfil no encaja con nada o, sencillamente, no lo quieren hacer encajar.

     España está cubriendo sus miserias convirtiendo a los ciudadanos en mendigos de segunda que a lo único que pueden aspirar es a una subvención, una ayuda o ir a Cáritas (bendita sea Cáritas, pues sin ella muchas familias no tendrían ni para vestir ni para comer), pues no todos tenemos el ingenio repentino ni una mente superlativa y privilegiada que dé con la idea o el negocio de nuestras vidas. Unos, sólo aspiramos a buenamente poner un plato de comida a la mesa y sentirnos satisfechos al final del día por un trabajo bien hecho y bien recompensado. España es una nación hermosa y fuerte...pero que no ha sabido gestionar su casa.

    No me puedo quitar la palabra "indigno" de la mente, es una constante y está asociada a frustración e impotencia. Para poder aspirar a algo aquí debes mendigarlo, ser maltratada (o parecerlo), ser de un grupo en exclusión (colectivo LGBT, por ejemplo), ser madre soltera, feminista recalcitrante o santurrona de misa y así un largo etcétera...una persona normalita como yo, madre, de mediana edad, dos hijos y casada, con una licenciatura y con la única aspiración de trabajar, se queda fuera de la foto, porque soy invisible: no existo ni para las estadísticas ni para los políticos, sólo soy una maruja quejica que harta de ser invisible, se ha puesto a escribir.

jueves, 19 de mayo de 2011

El Caballo de Troya de la Spanish Revolution

Como Caballo de Troya,así se ha presentado la Spanish Revolution en la escena mundial. Las asambleas para discutir y decidir las cuestiones y objetivos a proyectar para la búsqueda de soluciones, ante un panorama político y económico complejo, se suscitan por doquier. Desde la Plaza del Sol de Madrid, hasta las más pequeñas ciudades, estas asambleas, este movimiento, causan un miedo palpable en los partidos políticos, un miedo a perder escaños y fuerza en la población. Desde luego, fuerza han perdido por su falta de credibilidad y la falta de herramientas para solucionar las altas tasas de desempleo y, sobretodo, la ausencia de una verdadera intención de gestionar los recursos de manera que sea equitativa. Los partidos políticos y la banca, ven con resquemor tales acciones. Por todo ello, la Junta Electoral ha decidido sentenciar la ilegalidad de las manifestaciones en todo el territorio español los días previos a los comicios locales y autonómicos, toda una maniobra que el gobierno del PSOE podrá fácilmente solucionar sin crear todo un desbarajuste social y quejas por parte de los manifestantes. Esta medida es, sin duda, la mayor muestra de la politización de los estatementos.
Ejemplo de tales asambleas, fue la que ocurrió en la distante localidad de Mahón en Menorca. Un grupo bastante representativo de la sociedad menorquina, se reunió en la simbólica Plaza de La Conquista para convocar una cacerolada. Gente joven, mayores, inmigrantes, trabajadores, gente en paro, estudiantes, han decidido decir "basta" al sistema político y social que ha impedido a la generación mejor preparada de España, tener futuro. La asamblea transcurrió pacíficamente y en la cual todos han tenido voz y voto. La mayoría se comunicó y se enteró a través de las redes sociales, a excepción de la gente de más edad que aún encuentra cierta resistencia a las nuevas tecnologías. No obstante, y pese a ello, mucha gente mayor se adhirió a la asamblea.
La nuevas tecnologías y la irrupción de las redes sociales han hecho posible la democratización de los medios de información para menoscabo de aquellos "tradicionales" en los cuales se ha manipulado la dinámica de las movilizaciones tachándolas de "botellones" y "fiesta de perroflautas", para deslegitimar las solicitudes. Se han puesto etiquetas y estigmas para llegar a tales conclusiones, pero la batalla contra el letargo no tiene rostro ni tiene color y han hecho posible que gente que nunca se había manifestado, se manifieste. Lo más irónico es que los principales críticos y que se creen con la propiedad de la razón, son aquellas personas e intelectuales del Mayo del 68 y sus herederos. Tiempo al tiempo y veremos quién tiene la razón.

miércoles, 18 de mayo de 2011

No es el país de mis sueños...

Un reciente estudio del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset ha dejado palpable el malestar de un porcentaje de hijos de inmigrantes que no ven a España como el país ideal para vivir. No especifica las causas de esta conclusión, pero me aventuro a pensar que es por el alto grado de xenofobia y racismo que impera en la sociedad y que el gobierno y sus estamentos con todas sus medidas de falsa integración, no han podido erradicar.
Esta es una triste realidad. El dilema del hijo del inmigrante o del hijo que es arrancado de sus raíces, es altamente negativo y frustrante que se acrecienta con el paso del tiempo y se agudiza aún más si el país recibidor posee una sociedad cerrada al cambio y poco permeable ya no sólo a nuevas culturas, sino también a nuevos rostros.
Recuerdo mi llegada a España hace once años. En España palpé como en ninguno otro país, el gran martillo del racismo primero y la xenofobia después, situación que se agudiza aún más en zonas o regiones pequeñas. Recuerdo cómo la gente de la isla miraba con extrañeza primero, resquemor y asco después, a algunos inmigrantes, sobretodo les llamaba la atención las personas con rasgos indígenas. Es obvio que lo extraño llame la atención, pero lo destacable es el rechazo a cualquier forma de presencia que no sea compatible con sus rutinarias costumbres. Desde luego, este no es un fenómeno exclusivo.
Toda esta circunstancia crea un círculo lesivo que conlleva la falta de integración del inmigrante y el posterior rechazo del nacional por aquél por no hacerlo. El gobierno español ha llevado a cabo medidas y acciones destinadas a fomentar no sólo la integración sino la comprensión y la flexibilidad por parte de los ciudadanos hacia estos nuevos y drásticos cambios demográficos, cuyos orígenes se encuentran en el enquistamiento de la miseria, la violencia y la corrupción política de sus países de origen. Tras la búsqueda de mejores formas de vida, se ven empujados los inmigrantes a salir de sus países. La realidad golpea inequívocamente y acometer este fenómeno con la frase fácil "yo no soy racista, pero..." es suprimir la verdadera razón: El negacionismo del racismo y la xenofobia es un arma políticamente correcta en España.
A tenor de las elecciones municipales y autonómicas recientes, los inmigrantes vemos con mucha preocupación el crecimiento de partidos xenófobos en algunas poblaciones, como es el caso de Salt en la comunidad catalana y otros ayuntamientos más de la misma región. No es difícil ver que el crecimiento de estos partidos legales es el reflejo de lo que se ve en la cotidianidad. Muchos nos preguntamos, si las tornas giraran y España, un país que ha sido siempre exportador de inmigrantes, sufriera nuevamente una crisis tal, que como otrora, tuviera que salir esa mano de obra que emigró hace años y se instaló en muchas partes del mundo. Sólo me preguntó, con qué argumento jugarán esta vez, para justificar su comportamiento hacia lo diferente, lo lejano y hacia todo aquello que ellos consideran miserable.